JESÚS ES MI COPILOTO

Historias de micros camino al Burdel


23/12/2007

por c.a.s.p.e.r.

Era el día 23 del último mes, la gente con sus bolsas de fiestas, Diego, obligado de llevarme, con una bolsita de comida para perros. Los retratos de cabezas blancas que caminan, las ropas veraniegas, los niños echados en las calles pidiendo limosna o entregando calendarios del año en las faldas de los pasajeros y el “tengan un buen viaje y que dios los bendiga”, que parece ser más una disculpa que un acto de cristianismo panfletero.

Todo es mucho, y todo nos bastaba, había una sensación de extrañeza por las vitrinas de las tiendas, los maniquís mutilados se veían tan aceptables como el viejo de la plaza Sucre que duerme sobre sus pies, repito todo era todo y eso nos bastaba.

El chofer mira, asiente y subimos. Las disculpas, el collar y la soga, las miradas y el sentimiento de culpa, la culpa es una, y otra que la llevan a pasear. En eso me sobran las manos, las piernas y la vista, el zapato rojo a media tapilla de la gorda de al frente, el boleto que dejó caer el viejo de barba, el llanto del niño, más me sobra la calle. Pero más que eso, hoy es 23 del último mes, la comida sobra, las papas duquesas de la abuela con su salsa, el vino avinagrado del abuelo, las tías y tíos preparando el mejor abrazo y los mejores argumentos de porque lo que vendrá será mejor, la bolsa de Diego me mata, él mueve el pie al mismo tiempo en que hace girar su pulsera de santos, desde que subimos a la micro que no me ha mirado, todo era todo y esa bolsa nos b
astaba.


La onceaba estación, los santos se caen. La sed, el hambre, eso da igual a la hora de dormir, los olores no eran, la voz no era, y la calle, la orfandad del errante, de las esquinas de basura, los tachos y afuera, afuera es la vida, afuera es el nacimiento, todo es calle fuera de casa, y yo nací en una esquina de un lugar cualquiera a una hora cualquiera.

Las esquinas y sus tachos, las esquinas y sus errantes, sus libertarios, afuera las esquinas y la no mucha vida. La orfandad.
Buen viaje Diego, tú no tienes culpa, la culpa es una, es una llaguita en la espalda, es un lunar en la cara. Buen viaje no mire para atrás, mañana es 24 y los 24 son días de fiesta, los regalos y las bolsitas de plástico, las esquinas, las calles, los niños, la orfandad y tu solo un niño que acepto ser parte del cortejo. Abre la ventanita de la micro, siéntate al medio, nunca adelante, nunca atrás, buen viaje Diego y no me llores que la culpa es una y yo, una vida en otra esquina.








Guillermo Vargas Habacuc. En agosto del año 2007 realizó “Exposición Nº 1″, una concurrida muestra en la galería Códice de Managua. El "artista" - "plástico", tuvo la ocurrencia de atar a un perro a una pared y lo dejó morir de hambre ante la inoperancia de los espectadores quienes no fueron capaces de denigrar a Habacuc y su sádica propuesta. Y es que luego de un largo calvario, el perro en la imagen -que se llamaba Natividad- murió de inanición.

Natividad fue perseguido entre las casas de aluminio y cartón de un barrio de Managua.

Cinco niños de pobreza extrema recibieron bonos de 10 córdobas por su colaboración.








P.D: hijo de puta






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